lunes, 23 de marzo de 2009

Tu, y la violencia que me aturde

Al pensar en ustedes me dan ganas de llorar, y pienso en las tantas cosas que nos preocupan, en las precariedades con las que tenemos que vivir, las debilidades con las que solemos sobrevivir, al pensar en ustedes amigos lectores, créanme que desde mi interior lo he hecho ya, lloro por sus hijos, lloro por mí, por mis sobrinos Luis José y Liselot, por mi mascota bellota y por toda mi descendencia; y este llanto me lo produce la desesperación, aunque no lo parezca, estoy al borde de la escalera que sostenía mi tranquilidad interior… es que es imposible dormir, comer y caminar tranquilo e inmutarse ante las trágicas nacionales, como si nuestros medios de información sólo se dedicaran a ubicar las noticias más trágicas, las imágenes mas desgarradoras, los relatos mas extraordinarios de los hechos y actividades que envuelven los hechos de violencia; y no crean ustedes que estoy siendo patético o exagerado, ni que he llegado a la ebullición de mi cordura, no pueblo, es que las ultimas imágenes que he tenido que consumir en los medios noticiosos creo que me pueden llevar a un cataclismo emocional.

Como creen ustedes que puede uno presenciar la desgarradora imagen de la niña encontrada violada y descuartizada en unos matorrales de arroyo hondo, el tipo que hirió a tres y mato a una señora en Cambita porque intervinieron para que no continuara golpeando a su concubina, y la joven, esposa de mi amigo Rafael, muerta a balazos recientemente en Palenque, todos estos hechos en una semana, Dios mío!, si todavía no es suficiente para que nos congojemos y reflexionemos respecto te toda esta barbarie que nos abruma, entonces estamos volviendo a la mas primitiva etapa de de nuestra raza

Y a pesar de que un teórico pro ahí, para consolarme me pueda decir, Michi: “La violencia, en su mas amplia acepción lingüística ha estado presente en casi todas las épocas y etapas de la humanidad, desde la narración del “edén” hasta la crucifixión, desde los mártires y patriotas que han caído por la predica de sus ideas hasta las victimas inocentes del mas aberrante genocidio alemán, todos esos hombres y mujeres han sido victima o han participado de la violencia, que es en suma, una debilidad humana”. No lo acepto, Aunque parezca una actitud natural de defensa ante un medio hostil, severo y competitivo, no me la como magistrado, pues siempre hemos tenido que luchar contra nuestras debilidades, acaso ya no estamos de acuerdo en que no debemos matar a nuestros semejantes, aunque sigan los homicidios, y la fornicación y el adulterio no son debilidades humanas, y no se condenan desde una esquina de la sociedad, aunque tengo compañeros que se resisten a abandonar esas practicas, en fin, toda cosa, toda acción o hecho humano socialmente pernicioso la vamos a tipificar como una debilidad humana y nos vamos acostumbrar a convivir con ellas, mientras nuestras familias se desgarran en el dolor por la violencia que sacude los cimientos de nuestra sociedad.

Esta ola de violencia, en cualesquiera que sea su denominación, es producto de la forma en que nos están educando, nuestros centros de enseñanza, la televisión, nuestros hogares, y donde quiera que nos encontremos nos legan un accionar violento, desde los tiros y las peleas callejeras que vemos en nuestros televisores, la forma en como papá le habla a mamá o en como le habla a sus propios hijos y al vecino, hasta el vocabulario con que aprendemos a conjugar los verbos en la escuela, por eso la vemos tan normal esta actitud violenta que no es raro que un conductor le entre a tiros a otro por un simple choque, como si un vehiculo vale mas que la vida humana, o que el señor le suelte una carretilla de malas palabras al cobrador porque no se paró donde le dijo, en fin, estamos siendo educados para la violencia y no nos estamos dando cuenta, es tan normal ser violento que al que no lo es se le considera mamita, raro o pendejo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario